En
el artículo anterior puntualizamos los mitos del miedo escénico, partiendo de allí
nacen unas recetas empíricas para eliminarlo, recetas que algunos docentes
recomiendan a sus alumnos como la solución a este mal. Veamos estos consejos y
evaluemos sus consecuencias, para poder abordarlas las agrupe en:
Recetas del “No contacto
visual”
Mira
al fondo del salón, imagínate que estas solo, imagina una pared frente a ti;
estas recomendaciones dejan al expositor con un estilo de alguien que habla
fuera de lugar, el discurso no llega a los oyentes, pierde su capacidad natural
de transmitir, perdiendo así la sintonía orador – tema – oyente.
Recetas de “Mira parcialmente”
Mira
solo a alguien de tu confianza, mira a tres personas que te inspiren confianza
uno a la derecha, uno a la izquierda y otro al centro; míralos a todos pero
solo el cabello, míralos entre las cejas y así los dominarás. Con esos consejos
se cumplen gran parte de las consecuencias anteriores, sumado a la incomodidad
de quien es objeto de nuestra constante mirada, el resto del público que no
recibe el contacto visual no se sentirá involucrado en el proceso de la
oratoria que presencia.
Recetas de “Minusvalía del público”
Imagínate
al público desnudo, imagina que todos ellos te deben, que son tus esclavos y tú
el amo. Si acaso el ponente logra recrear su mente con estos consejos, sus
palabras perderán ese encanto que da compartir la información con el deseo de
ser útil, la información se tornara aburrida, se perderá el énfasis del orador,
la expresividad se tornara poco armoniosa al público. El principio de la
oratoria es brindarle ideas al oyente y anularlos es un mal camino para
lograrlo.
Recetas de “Plusvalía del
orador”
Tú
eres el que más sabe, piensa que ellos no saben nada del tema, ten claro que tú
eres la estrella del evento. Para comenzar a enumerar las consecuencias dejemos
claros que con estos consejos el lenguaje corporal será altanero, desafiante y
puede que hasta agresivo, la audiencia probablemente no lo manifieste pero se
reservara la opinión de semejante orador, se bloqueará la probabilidad de
generar empatía, además siempre existe la posibilidad de encontrar entre el
público a un experto en la materia y eso desarmaría estas rebuscadas tácticas, por
ultimo puedo asegurar que todo orador que se cree estrella tarde o temprano se
estrella.
Recetas “Químicas”
Tómate
una gotitas de tal medicamento, toma unos traguitos de licor antes de hablar
eso te da valor. Podemos mencionar aquí entre muchas consecuencias orgánicas
que esto puede acarrear, los efectos secundarios, las reacciones inesperadas y
la dependencia constante de estos elementos para poder hablar en público.
Recetas de “Esotéricas”
Lleva
una piedra energética, usa una pata de conejo, amárrate una cinta roja en el
tobillo derecho, encomiéndate a San Juan de las palabras. La seguridad del
orador debe descansar sobre su persona y sobre su entrenamiento, si depositas
tu confianza en un amuleto al perderlo perderás la poca confianza que hayas
ganado, y será más difícil recuperarla.
Estas
recetas pueden que resulten en algún momento, pero solo servirán para sacarte
de apuros momentáneos. La realidad del
miedo escénico es más simple y manejable, no te dejes confundir con estas
recetas que solo resultan en muy pocos casos y no desarrollan en la persona la
capacidad de controlar y canalizar este miedo definitivamente.
No
se puede dominar lo que no se conoce, por lo que es necesario conocer en forma
sencilla como funciona el miedo, su fisiología, su psicología y sus
manifestaciones tanto individuales como colectivas, y aunque éste no es el
único camino para su control, el conocimiento nos abre un abanico de
alternativas para lograr su control.
Por
ahora solo puedo decirte que las soluciones están en ti, en tu mente, en el
mismo lugar donde nacen tus temores, con una metodología clara y precisa, con
un guía idóneo, conocedor de la naturaleza del miedo y la oratoria, con tu
voluntad de vencer tus temores y sacar tus valores, así los días del miedo escénico
dominante en tu vida serán solo un recuerdo, recuerdo que te llenará de orgullo
al ver como superaste esa difícil barrera y sacaste a la luz el verdadero valor
que hay dentro de ti.
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