Dar los buenos días es todo un arte y una filosofía que nos delata, es común oír a la gente saludar con esta consabida expresión, ¿pero cuanta filosofía encierra?
Decir con voz audible y amable “Buenos días” a un grupo de personas y no recibir respuesta de ellos es lo que nos muestra nuestra verdadera esencia; podemos citar varios casos por ejemplo:
Saludar de esa forma y al no recibir respuesta repetir el “Buenos días” con tono agresivo, molesto o exigente, como indicando la mala conducta de los presentes, reaccionar así nos hace ver poco tolerantes, de mal carácter y hasta hace dudosa nuestra supuesta educación, La formalidad es dar los buenos días, no es darlos y esperar respuesta. Se puede decir que es cuestión de educación, pero la educación que debemos tener presente y solidad es la nuestra.
Alguien puede aseverar que si no nos responde nos sentimos mal, esta actitud revela debilidad en nuestro amor propio, somos valiosos ya con el simple y grandioso hecho de existir, y la ausencia de una respuesta no puede tambalear nuestra autoestima.
Otros al no recibir respuestas, sobre todo con un grupo al que por alguna circunstancia se frecuenta, deciden no volver a dar los buenos días, mostrando así poca solidez en sus convicciones e ideales, las faltas de otros no deben ser justificaciones para faltar nosotros, ni es razón suficiente para cambiar nuestros buenos hábitos por hábitos que nos atrasan, no permita que otros decidan por usted.
Reaccionar de las maneras mencionadas nos hace común, seguir siendo amables a pesar de la actitud de otros hacia nosotros, nos eleva y todos nacimos para las alturas.
Decir buenos días, buenas tardes, buenas noches, es dar una bendición al momento presente y a los presentes, por eso recae gran beneficio sobre quien lo pronuncia, todo aquel que busca iluminar a otros por gracia es él quien primero recibe la luz.
A los días y momentos que ya trascurrieron se les llama pasado, a los que están por venir se les llama futuro, y al día y momento que estamos viviendo se le llama presente y es el mismo nombre que se le da a los regalos, presente, porque cada amanecer y cada minuto que vivimos es un regalo, trae consigo su significado y cumple con un propósito en nosotros, por eso se le dice buenos.
Puede ser que un día seamos nosotros los que no estemos de ánimos para responder a alguien sus buenos días, tal vez en ese presente no vislumbremos el propósito, por lo tanto no comprenderemos el significado, aun así, da tus buenos días, buenas tardes o buenas noches, que la luz de seguro llegara, tu hablar le abrirá el camino, tus palabras la atraerán.
Buenos días, dos palabras que pronunciadas desde tu corazón marcaran una diferencia, ocúpate de pronunciarlas, no te preocupes si el otro no las repitió, ya con las tuyas será suficiente para crear un mundo mejor.
Quiero despedirme dejándote un “Buenos días” en cada amanecer.
Yael Jiménez Alvarado
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